miércoles, 30 de enero de 2008

A VUELTAS CON EL DECRECIMIENTO

En el siglo VIII a. C., Eurípides definía Sophos como “el arte práctico del buen gobierno”. Tres siglos después, Píndaro equiparaba despectivamente el término con el de charlatán (http://es.wikipedia.org/wiki/Sofista). La causa de esa cambio de significado hay que buscarla en los excesos retóricos y la vacuidad de contenidos que los sofistas griegos habían puesto en práctica entre ambas opiniones. Los pensadores franceses hace décadas que se encuentran en un proceso parecido. No deja de sorprender en un país tan chauvinista y orgulloso de su pasado. Teniendo en cuenta los abusos coloniales anteriores, y los monstruos que trajo el sueño de la razón, hasta es aplaudible que se esfuercen tanto en destruir, como un niño destrozando sus construcciones de Lego, aburrido de jugar . Desgraciadamente, como ocurrió con los sofistas, sólo unos pocos han comprendido la verdadera dimensión relativa del ser humano.

El último de esos charlatanes iluminados, el economista francés Serge Latouche, tuvo la oportunidad de explicar su gran invención, el decrecimiento, a los telespectadores catalanes el pasado domingo 27 de enero en un reportaje del programa 30 minuts (http://www.tv3.cat/p30minuts/30Item.jsp?idint=1191&item=reportatges&lang=caCon los problemas medioambientales que nos envuelven, la crisis económica emergente y la necesidad real de un desarrollo más sostenible, no es para tomarlo a broma. Pero que la solución consista en pretender que los índices económicos se reduzcan año a año no deja de asombrarme. Imagino que será el mismísimo señor Latouche quien le explique a los parados franceses y a sus familias al cerrar las factorías, que eso se hace por su bien. Espero que sea él también quien les explique a chinos e hindúes que se equivocan, que no es mejor vivir como nosotros, los occidentales.

Investigando un poco más en la obra del señor Latouche, descubro que fue marxista en su juventud (mayo del 68, era obvio). Al parecer, ha decidido cambiar la utopía de la dictadura del proletariado por la de la miseria. Supongo que para Latouche el desarrollo económico no conlleva poder político ni libertad. Imagino que él no le da importancia a los excedentes agrarios que permitieron el florecimiento de las culturas griega y romana. Ni que la predominancia del Islam en la Edad Media se debía a su eficiente aprovechamiento de las rutas comerciales. Ni que el Renacimiento de la cultura europea coincidió con un renacimiento de la riqueza. Ni que el injusto colonialismo fue puesto en práctica por los países europeos más desarrollados. No se cómo se explicará él la actual hegemonía estadounidense (cómo un error, supongo). Pero resulta chocante que, con su pasado marxista, no valore los planes quinquenales de Stalin, que levantó una potencia mundial sustentándose en el crecimiento económico y la explotación del pueblo ruso.

6 comentarios:

Raúl Betadine dijo...

Interesante análisis, Storia. A mi entender el principal obstáculo para el desarrollo sostenible es que se dedique tiempo y dinero a convencer a quienes se van acercando a pasos agigantados de que nuestra forma de vivir en el mundo no es la mejor (me viene a la cabeza la imagen del padre que bebe alcohol delante de sus hijos y les dice que es malo), porque, además de lo contradictorio, no hay autoridad moral ninguna para sostener ese argumento. Lo que sí es cierto es que no parece haber una respuesta sencilla a lo que algunos han llamado progreso. En el terreno de la contaminación y destrucción del medio, con el invento de los biocombustibles empiezan a verse los primeros grandes problemas: para mantener el nivel de consumo actual (que siempre irá en aumento) es necesario emplear millones de hectáreas para cosechas de las que obtener los nuevos combustibles, sustituyendo cultivos que antes eran alimenticios.
No es un problema fácil.
Un saludo

Recaredo Veredas dijo...

Claro que no es un problema fácil. De hecho es EL PROBLEMA. Acabo de leer un interesante best seller que aborda el tema con precisión y sencillez: El perfume de Adán de Jean Christophe Rufin. Muy interesante la comparación con el padre alcohólico.

Anónimo dijo...

El capitalismo y su concepto de crecimiento económico están ligados indisolublemente al expansionismo militar de antaño (desde el imperialismo de la antigua Roma hasta el sistema colonial europeo, o el capitalismo y también su vertiente burocrática, que es en lo que se convirtió la revolución bolchevique; son etapas de un mismo movimiento).
Dentro de este planteamiento vírico (se conquista para aumentar el territorio, después se lo convierte a la ideología capitalista para ampliar el mercado), hay varios errores de planteamiento, siendo el más grave la concepción bidimensional que implica creer en un crecimiento constante en los límites de un territorio finito.
La mejora de las condiciones de vida implican un crecimiento de población, que aumenta la demanda y, siguiendo una pauta de pensamiento capitalista, esto incrementaría las posibilidades de crecimiento. Si con esa perspectiva se pretende conseguir además un aumento del beneficio (que es hoy por hoy el índice válido para medir el crecimiento económico), lo lógico es deslocalizar la producción a lugares en los que la mano de obra sea más barata,lo que implica a medio/largo plazo un desplazamiento de los centros de poder económico. En aquellos lugares a los que se desplaza la producción se producirá un crecimiento económico que antes no había, por lo que es de esperar que con el tiempo la mano de obra vaya aumentando sus exigencias salariales, cosa que interesa a los productores porque posibilita una apliación de la oferta. A más a más, es evidente que las zonas de las que ha salido la producción experimentarán una crisis económica que reducirá la potencia de consumo y disminuirá la demanda, luego la oferta decrecerá. Y aquí es donde está la paradoja: ¿cuando los asiáticos empiecen a exigir mejoras se volverán a deslocalizar las centrales de producción? Si es así, ¿durante cuánto tiempo se podrá sostener esto? El propio cambio de localización es costoso.
Añadid a esto un problema de escasez del principal medio de energía, que por el deficiente desarrollo tecnológico de las llamadas energías alternativas, no puede ser sustituido, por lo que seguirá siendo, aunque cada vez más caro, la fuente principal. La única opción viable es el regreso a la energía nuclear, que implicaría: a) reeducar a la población, que en un alto porcentaje es bastante reacia esta forma de conseguir energía; b) invertir en la construcción de nuevas centrales y en la mejora de las condiciones de seguridad de las viejas, otra inversión.
Lo miréis como lo miréis, hemos llegado a una encrucijada en la que el decrecimiento (o bien ahora, como un proceso paulatino y voluntarista, o bien forzado después) es la única opción.
Nosotros estamos muy bien acostumbrados, pero hay partes del globo (y ya no hablo de Etiopía o Bangladesh, sino de países como Georgia, Paraguay, Ucrania) en las que la electricidad sigue siendo un lujo que algunos solo pueden emplear unas horas al día.
Y no seamos hipócritas, la única forma de mantener en funcionamiento este chiringuito como hasta ahora pasa por la guerra, que es la "herramienta de progreso económico" más utilizada hasta ahora por el ser humano.

storia dijo...

Raúl, Recaredo, gracias por los comentarios. Entronco mi reflexión a la respuesta a Beto. No puedo ser más que pesimista en mis puntos de vista.

1. ¿Existe algún ejemplo en la historia de la humanidad en que una sociedad haya conseguido el bienestar socioeconómico sin la explotación de recursos y personas (esclavitud, comercio de excedentes, invasiones militares como dice Beto, colonialismo, capitalismo, comunismo stalinista)? Yo no lo conozco. Para mí el problema es nuestro problema material (físico). Necesitamos alimentarnos, hasta que nuestras necesidades básicas no están cubiertas no pensamos en los demás, la cultura nos hace crecer en valores pero unos vivimos bien a costa de otros, somos egoístas... La última utopía es la tecnológica, pensando que las máquinas serán las explotadas. Pero eso nos lleva directamente a una distopía de las que habla Recaredo en su blog.

2. La esencia del ser humano, que creo está en la parte final del punto 1, me hace ser totalmente escéptico ante aquellos movimientos que consideran que se puede conseguir una revolución espiritual del ser humano que le permita alcanzar un estado superior (lo del otro mundo posible). Si lees a Shakerpeare, observas que la esencia humana, sus imperfecciones, sus bondades, son las mismas, y están en todos nosotros, luchando. Todas esas revoluciones espirituales tal vez fueran necesarias, pero sirvieron para esconder los excesos de quienes mandaban en su momento, maquillándolos de bondad. Precedentes históricos que me llevan a ello: el cristianismo primitivo, el evangelismo cristiano, el positivismo colonial, el comunismo (ahora parece que algunas ong se apuntan al carro).

3. Por suerte o por desgracia, somos mucho más tribales de lo que creemos. La humanidad siempre toma el camino de enmedio. Respecto al medio ambiente creo que cuando la cosa se empiece a poner seria, entonces reaccionaremos, al palo, como el miedo a la amenaza nuclear que existió durante la Guerra Fría después de nuestros excesos, los de los europeos, tras dos salvajes guerras mundiales. Eso nos salvó. El miedo a desaparecer. Por eso estamos ahora aquí, debatiendo.

4. Cierto Raúl. no tenemos autoridad moral. Ni siquiera aquellos que se presentan como portavoces de ese nuevo mensaje. ¿Acaso ellos no consumen? (alimentos ni que sea). ¿Renuncian los profesores de universidad que defienden el decrecimiento a vivir de sus plazas a costa de estados que practican un capitalismo poscolonial? ¿Dejaron de publicar artículos (en papel) cuando necesitaban currículo para alcanzar sus plazas? ¿Pueden los campesinos europeos renunciar a las ayudas estatales y entrar en un sistema de competencia con los agricultores africanos para que estos tengan las mismas oportunidades?

5. Pongamos que no consumimos. Que decimios cultivar nuestros propios alimentos y renunciar a lo demás (utopía). Entonces hay decrecimiento. Entonces no es necesario comunicarse con iguales. Somos autosuficientes. Pero estamos aislados y no podemos comparar ni saber si nuestra sociedad es justa o injusta. Fácil que se establezcan dominaciones en función de las mejores parcelas, difícil mantener algo parecido a una democracia por corrupta que sea (mirar los distintos sistemas feudales europeo, japones, chino, el islam actual).

6. Entonces nos necesitamos todos para sobrevivir. Pero TODOS, no unos pocos. Y debemos respetar todos los puntos de vista. Y necesitaremos riqueza para mantener esas comunicaciones. Aunque será difícil que quienes vivimos bien renunciemos por los demás. Ojalá pudiéramos tomar decisiones conjuntamente, pero los yanquis ya tenían muy claro que en la movilización política sólo intervenían minorías (por implicación propia o por poder, ver contexto declaración derechos del hombre). Entonces habría sorpresas. A lo mejor, si te dicen que te jodas, que no cojas el coche porque ya no queda gasolina suficiente para todos, decides que invadir Iraq es muy buena idea. si ves que ya no puedes ir a cenar a los restaurantes fashion porque no se pueden iluminar por las noches, abandonas la plataforma "Cultura contra la Guerra" (no confundir, yo no tengo coche ni pertenezco a dicha plataforma). Entonces decidiríamos juntos lo de las nucleares y los científicos tendrían un papel de asesor en función de su mayor conocimiento.

7. Si hemos de respetar todos los puntos de vista, deberemos saber que una parte de los humanos tiene la tendencia a creerse Dios, y si puede crecer, crece, invade América y el Sistema Solar, si puede. El problema empieza cuando esa franja de la sociedad roba derechos a los demás. Pero la solución no es la eliminación del contrario (el juego que derecha e izquierda occidental han jugado desde el Renacimiento, ahora disfrazado de capitalismo vs antiglobalización).

8. La empatía también es común a todos los seres humanos. Yo puedo entender tus planteamientos Beto. Algunas cosas me parecen hasta muy sensatas. ¿Puedes tú comprender los míos?

Saludos.

Anónimo dijo...

Comprendo la mayoría de tus argumentos, storia. A mí también me parece que el nivel de desarrollo social que hemos alcanzado se debe a esa explotación que mencionas y que no es algo que se pueda desdeñar desde planteamientos que pueden parecer proprios de los años 60.
Mi planteamiento es que ya es hora de intentar promover una responsabilidad para salir de automatismos que solo nos llevarían a la destrucción. No olvido que fuera de nuestro reducto occidental de comodidad y bienestar millones de seres humnaos viven sin nuestras ventajas, y que gran parte de ellas se deben precisamente a eso.
Critico lo que conozco, lo que vivo día a día, que es donde creo que puedo hacer algo. Promover el decrecimiento como actitud individual ante un sistema que aboga por todo lo contrario, es una opción incluyente, no excluyente. No pretendo que la gente deje de utilizar su vehículo privado para hacer trayectos de medio kilómetro para ir al gimnasio a quemar las calorías que le sobran en algún aparato que consume electricidad. Mi intención es colaborar en que poco a poco seamos más conscientes de que todo el gasto inútil que hacemos tiene repercusión en nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Tampoco creo que sea más que hipocresía pretender una vuelta a un pasado ideal que nunca exitió, pero sí es posible que encontremos puntos en común para ser más conscientes de cómo vivimos.

storia dijo...

Beto:

Estoy muy de acuerdo en los puntos en común. Perdona mi escepticismo. Se fraguó intentando ayudar (tercer mundo, ong's, política) y ahora es difícil cambiarlo. Es más que posible que al final, a la fuerza, como dices en tu primer comentario, tengamos que entrar todos por el tubo del decrecimiento. Entonces me tragaré mis palabras y lo asumiré. A veces pienso que estamos jugando a ver cuanto puede dar de sí este planeta y ya dices tú que eso es jugar con fuego. En todo caso, y tómalas exclusivamente como sugerencias, dos ideas:

1. Qué tipo de vida ansían las personas que viven en sociedades mucho más explotadas que la nuestra?

2. Mi modelo para criticar la moral de una sociedad (que no tiene porque ser el tuyo) hace tiempo que es el que utiliza Flaubert en Madame Bovary. La novela explica a la perfección la inmoralidad de la Francia de la restauración monárquica de la mano de un narrador que no juzga, sólo explica los avatares de una mujer muy imperfecta, cargada de comportamientos criticables, pero que sufre en carne propia esa hipocresía, esa inmoralidad y ese cinismo que la rodea y de la cual de acabas compadeciendo por su inmensa humanidad pese a sus imperfecciones.

Saludos y gracias por el comentario.