sábado, 23 de abril de 2011

AL TIEMPO

Lejos de mí incitar a la violencia desde esta bitácora. Pero tras leer esta noticia. Tras corroborar aquí y en otras partes del mundo que las agencias de rating, los grandes foros económicos y todos aquellos que tuvieron mayor o menor culpa en el pinchazo de la burbuja financiera no solo no están sufriendo en carnes los resultados de la crisis que provocaron, sino que además se están lucrando y acongojanod a los estados a costa del ciudadano (un ciudadano que en muchos casos las pasa canutas después de tapar el agujero), no me extrañaría que en este siglo XXI viéramos quemar chiringuitos financieros y asesinar a economistas neoliberales de la misma forma que los seres humanos del siglo pasado vieron quemar fábricas y asesinar a empresarios (por no hablar de las iglesias). Al tiempo.

domingo, 22 de noviembre de 2009

CAUSAS

La modernidad se inventó su propia tradición. Borró las huellas de la influencia musulmana para pretender buscar sus raíces en el mundo clásico, que se conservó gracias a la labor de recuperación de las obras clásicas en el mundo árabe (aunque es cierto, los árabes hicieron lo mismo anteriormente con hindús y chinos). De esta forma rompían con influencias peligrosas del rival.

Pretendían construir una cultura renacida, la Occidental. Pero eso, la modernidad y su imagen, oculta la verdadera causa del conocimiento (léase ciencia) y la cultura elaborada (léase arte): la solvencia económica. Sin excedente de recursos el conocimiento se fragmenta y la cultura se vulgariza (si es posible definir ese término).

miércoles, 30 de septiembre de 2009

YOGUR DE NUEVA GENERACIÓN

El sistema capitalista fuerza a que el emprendedor cree necesidades sociales allá donde no existen sin solventar los problemas existenciales de sus clientes potenciales. De ahí que el yogur de nueva generación no nos haga más felices una vez lo hemos digerido.

martes, 1 de septiembre de 2009

CITA

Una cita sacada de la última novela de Germán Sierra, Intente usar otras palabras (página 137), en torno a la organización de los estados y las sociedades contemporáneas:

«Las democracias modernas, ese "abuso de la estadística", se fundamentan en la simulación de la igualdad -había dicho Forner- porque es la única estrategia capaz de preservar los mecanismos de selección de élites.
»Si algo hemos aprendido a lo largo del siglo es que de nada sirven las élites hereditarias, porque el genio y el valor se distribuyen de un modo aleatorio y molestamente imprevisible. Por eso han fracasado todos los órdenes sociales basados en la herencia de sangre o de influencias: aristocracias, burocracias... Pero la verdad irrefutable es que unos pocos son, y siempre serán, mejores que la mayoría, que es muy difícil determinar quienes son en cada momento, y que nuestro éxito como sociedad depende de esos pocos. Algo que, por otra parte, las masas modernas no parecen dispuestas a aceptar fácilmente. El reto de nuestra renovada aristocracia es saber quienes serán los aristócratas, como seleccionarlos. Selección, ya lo explicó Charles Darwin, es la palabra clave. Por eso, en nuestro laberinto, debe parecer que todos somos lo más idénticos posibles y, a la vez, deben existir caminos intrincados que sólo los mejores sean capaces de recorrer, al final de los cuales se gana el derecho a dirigir la construcción de nuevos laberintos»

domingo, 2 de agosto de 2009

¿REVOLUCIÓN U ORGANIZACIÓN?

Los valores de la Revolución Francesa ya están más que desfasados. La posmodernidad ha hecho su trabajo. Sin embargo, un análisis de las causas y los efectos de dicha revuelta que inauguró la modernidad, no deja indiferente.

En primer lugar, la razón que llevó a Luis XVI a convocar los Estados Generales, 175 años después de que fueran disueltos, para pedir dinero a los contribuyentes tras la bancarrota en que se encontraba la corona. ¿Les suena de algo? Un gobierno, después de disfrutar largos años de prosperidad y lujo (incluido el reinado del Rey Sol, Luis XIV), convoca al contribuyente para que cubra el agujero económico debido a su propio despilfarro. Al menos en este caso, los tan denostados burgueses franceses fueron más aguerridos que nosotros.

Lo que viene después es bien conocido. Todos lo hemos estudiado en el colegio como uno de los momentos determinantes de la historia de la humanidad. Pero si le quitamos la fanfarria moderna, recordamos a los filósofos pragmáticos ingleses y el poder que desarrolló Francia durante el siglo XIX, la cosa queda clara. El éxito de la Revolución Francesa y el sistema que produjo se basa exclusivamente en la capacidad de organización de una sociedad dispuesta a ello. El intento de construir un estado basado en la igualdad de oportunidades (oportunidades para los franceses en el caso de la Revolución Francesa) lleva a una entidad política más poderosa que se impone a las otras y las domina con su riqueza porque sus ciudadanos más capaces se encuentran en los mejores puestos, o al menos esa es la concepción ilustrada ideal.

Que tomen nota las sociedades del futuro (pienso, por qué no, en Irán y su frustrada revuelta aperturista, en EEUU como es obvio, en China y su oligarquía, en el subcontinente indio despertando del letargo). Aquellas que sepan organizarse en un sistema que potencie la igualdad de oportunidades y la justicia social son las candidatas a dominar el mundo.

jueves, 2 de julio de 2009

¿ES EL CHIÍSMO IRANÍ UNA REFORMA?

Lo que está sucediendo en Irán no es muy distinto a lo que sucedió en lugares como los Países Bajos o Ginebra después de la Reforma en el seno del cristianismo (esto creo que ya lo he dicho en alguna parte, ahora no recuerdo donde).

Algunas de las sociedades que hoy consideramos más liberadas, se fundaron con unos preceptos de integrismo religioso acojonantes. En Amsterdam, las autoridades religiosas a punto estuvieron de pelar a Spinoza, que vení huyendo de la persecución a los judíos propiciada por los reyes católicos. En Ginebra, Calvino mandó quemar a Servet por hereje y sin remordimientos. Sólo después de la toma del poder de estos integristas cristianos, se produjo una secularización del estado que dio lugar a las sociedades tolerantes que hoy conocemos.

Y bien, ¿no es esto muy parecido al caso iraní? Después de una revolución religiosa nacionalista y conservadora de los valores del islam, la clase media crece en un ambiente de pujanza económica y exige sus derechos. Aunque me temo que los han exigido demasiado pronto. Pero al tiempo.

Lo que sí está claro es que las revoluciones las deben propiciar los afectados por ellos mismos sin campañas liberadoras del llamado "mundo libre" que no se cree nadie (deberíamos hablar más bien del "mundo económico" hoy en franca decadencia.

lunes, 1 de junio de 2009

DECADENCIA

Está en boca de todos los analistas. La sociedad occidental se encuentra en decadencia. La deslocalización de la industria a Asia resultó un error. La focalización de la producción en empresas financieras, un riesgo mal calculado. Ahora las economías emergentes parecen tener más futuro que las viejas grandes potencias.

Y todo se debe a ese continuo afán de los occidentales por enfrentarse y competir por el poder. Si se deslocalizó la industria y se buscó mayor riqueza a partir de productos financieros y especulativos, allá por los 80, fue para vencer al gran enemigo del capitalismo: el comunismo. Y ese enfrentamiento venía de lejos. Era la nueva versión de la competitividad occidental que se había iniciado con la compentencia entre las repúblicas italianas, había continuado disfrazada con los conflictos por las guerras de religión, había llegado a su apogeo de poder con el colonialismo y el enfrentamiento entre Gran Bretaña y Francia, y había sufrido su capítulo más trágico con el surgimiento de Alemania en el reparto del poder que desembocó en las grandes guerras europeas.

Sin embargo, ahora que parece que tanto enfrentamiento se muestra baldío para el dominio del resto del mundo, uno se pregunta por la razón que se esconde tras ese mecanismo tan humano como es la competición por el poder. ¿Cuál es la razón de que actuemos así? ¿Existe un por qué?

El mundo se ha hecho más pequeño y requerimos de estados supranacionales, por encima de las naciones-estados, de los imperios, de las ciudades estado y de las tribus. Pero, ¿hacia donde nos dirigimos? ¿Cuál será la próxima estación?