En el momento en que, primero los portugueses y posteriomente los españoles, arrebatan el monopolio del comercio a los musulmanes, ya en decadencia, los centros mundiales de poder se trastocan. Sin embargo, la expresión de poder que Occidente impondrá al resto del mundo aún está por llegar.
No será hasta que sucedan una serie de cosas:
1) que la ética protestante se imponga a la católica por su pragmatismo, su flexibilidad, y la mitificación que hacía del trabajo
2) que la burguesía alcance el poder político, primero en Gran Bretaña, después en Francia, organizandolo según la hoy tan conocida Democracia Parlamentaria
3) que el ideal científico pase a un primer plano de aceptación social
que el terreno no estará abonado para dar lugar a la nueva expresión del poder: la producción (industrializada, se entiende). Y eso conllevará otras cosas: colonialismo (la batalla de las potencias europeas por las materias primas), economicismo (los nuevos asesores del poder, los economistas), liberalismo (en una sociedad así debe primar la iniciativa privada y la libertad económica individual), socialismo (la repuesta de los obreros a su precaria situación).
Evidentemente, algunas de estas prácticas ya estaban inventadas (en el Islam sin ir más lejos), pero el alcance del poder de la producción llegará mucho más lejos que el del comercio, implicando a todo el planeta, al menos hasta la decadencia europea tras las guerras mundiales y el enfrentamiento entre capitalismo y comunismo de la segunda mitad del siglo XX...
Pero ya hablaremos de eso otro día.
No será hasta que sucedan una serie de cosas:
1) que la ética protestante se imponga a la católica por su pragmatismo, su flexibilidad, y la mitificación que hacía del trabajo
2) que la burguesía alcance el poder político, primero en Gran Bretaña, después en Francia, organizandolo según la hoy tan conocida Democracia Parlamentaria
3) que el ideal científico pase a un primer plano de aceptación social
que el terreno no estará abonado para dar lugar a la nueva expresión del poder: la producción (industrializada, se entiende). Y eso conllevará otras cosas: colonialismo (la batalla de las potencias europeas por las materias primas), economicismo (los nuevos asesores del poder, los economistas), liberalismo (en una sociedad así debe primar la iniciativa privada y la libertad económica individual), socialismo (la repuesta de los obreros a su precaria situación).
Evidentemente, algunas de estas prácticas ya estaban inventadas (en el Islam sin ir más lejos), pero el alcance del poder de la producción llegará mucho más lejos que el del comercio, implicando a todo el planeta, al menos hasta la decadencia europea tras las guerras mundiales y el enfrentamiento entre capitalismo y comunismo de la segunda mitad del siglo XX...
Pero ya hablaremos de eso otro día.
2 comentarios:
Inquietante análisis, casi tanto como el porvenir que nos aguarda.
Lo más inquietante Recaredo, sea malo o bueno, es que somos incapaces de saber lo que nos aguarda, como muy bien analizaste en tu post sobre distopías tiempo atrás.
Gracias por tu comentario y tu seguimiento.
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