“La aparición de un ejército profesional en el Reino Nuevo de Egipto (c. 11570 adC-1070 adC) está estrechamente ligada a la mayor proyección, en especial militar, hacia el mundo palestino-sirio –consecuencia entre otras cosas de la derrota de los hicsos- y a la aparición de un nuevo tipo de arma: el carro de guerra. Se trata de la primera arma colectiva, elemento característico de los ejércitos desarrollados. Pero sólo puede entenderse en su concepción como un trinomio de vehículo, arma ofensiva (el arco compuesto) y dotación de caballos entrenados.” (Fernando Quesada Sanz citado en http://es.wikipedia.org/wiki/Carro_de_guerra#_ref-5)
Dario III es persa. Sabe del poder del carro de guerra, el arma estrella de la Edad del Bronce desde que los Androvo bajaran de los Urales a sangre y fuego hace ya casi 2 000 años, el gran dominador de las batallas en Mesopotamia. Por un instante, se imagina los 3 700 carros usados por los hititas para luchar contra los egipcios en la la Batalla de Qadesh (1299 aC). Y esa visión espectacular de una estepa inundada de carros brillando al sol sobre el polvo de la llanura dispuestos a atropellar los ejércitos enemigos lo llena de confianza.
Entonces da la orden. Envía sus carros contra el ejército de Alejandro. Espera la gloria. Observa como se acercan a su destino. Contiene el aliento, expectante. Pero las formaciones enemigas se abren sorprendentemente con una velocidad inusitada. Sus carros pasan entre los ejércitos griegos sin causar bajas. Después las formaciones contrarias vuelven a cerrarse y sus carros son liquidados por la espalda en un abrir y cerrar de ojos. Es el final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario